jueves, 24 de septiembre de 2009

Atrapado


Me tumbé en mi cama, bueno, más bien me dejé caer ya que llegué completamente derrotado después de un día duro que acabó entre cervezas y confesiones con algunos amigos (más cervezas que confesiones en realidad), por lo que apenas tuve tiempo siquiera de deshacer la cama, simplemente me desnudé dejando caer mi ropa por la habitación y mi último paso fue tirarme en plancha a la cama y quedarme completamente dormido en la misma posición en la que caí, boca bajo, roncando y babeando a los dos segundos de caer. No se cuantas horas dormí exactamente, solamente recuerdo que cuando desperté me costaba mucho moverme y me dolía la cabeza, también recuerdo dos cosas que me llamaron poderosamente la atención: La primera era que entraba bastante luz por la ventana por lo que imaginé que habían pasado bastantes horas desde que me acosté, la segunda era el olor, un olor extraño que invadía toda la estancia y que no sabría describir ya que estaba entre dulce y podrido, era algo así como una fruta demasiado madura y que empieza a descomponerse.

Intenté levantarme pero enseguida noté que algo frío y pegajoso rozaba mi espalda, lo que me hizo volver a tumbarme. Abrí los ojos y vi algo que me hizo pensar que estaba en mitad de un mal sueño; toda la habitación estaba cubierta por una blanca y espesa tela de araña cuyos hilos eran tan anchos como si en vez de seda estuvieran hechos de lana. No podía creer que aquello me estuviera sucediendo a mí, pero antes de hacer nada me paré a pensar, incluso cuando parecía algo imposible, pero aún así intenté barajar posibilidades como, por ejemplo, que se tratara de una broma de mal gusto. Por supuesto, no encontré explicación alguna para aquello, por lo que decidí investigar un poco más y, sin moverme demasiado, ya que tenía tela sobre mí demasiado cerca y parecía demasiado pegajosa, toqué ligeramente uno de los filamentos sobre mi cabeza. Entonces fue cuando empecé a darme cuenta de lo que realmente estaba pasando. Primero un ruido acompañado de grandes vibraciones comenzó en el salón y avanzó rápidamente hacia mi cuarto. Me quedé lo más quieto que pude, completamente aterrorizado, parecía que un terremoto sacudiera la pared que separaba el comedor de mi casa y mi cuarto, a los pocos segundos unas enormes patas peludas entraban por la puerta de mi cuarto, lenta y sigilosamente, como si hubieran perdido el rastro de lo que perseguían. Me quedé completamente paralizado, estaba viendo algo increíble (más bien imposible, podríamos decir). Allí, entrando de lado por la puerta de mi cuarto, ya que no podía entrar sin ladearse debido a su gran tamaño, había una araña enorme, de unos dos metros de largo aproximadamente. Entró en la habitación se paseó por ella lentamente, intentando sentir otra vez la vibración que la había atraído hacia allí, expectante, amenazante.

Paralizado de terror intenté respirar lo más calmadamente posible para no volver a tocar ninguno de los hilos que me rodeaban, no fué fácil pero lo conseguí. Pero aquello no era más que el el comienzo. La araña volvió a la oscuridad de mi salón, pero yo me quedé allí, solo, pensando cuando acabaría aquel sueño, aquella pesadilla. Era tal el terror que sentía (siempre tuve pánico a las arañas) que incluso volví a caer dormido, aunque esta vez era casi más un coma que un sueño de descanso. El caso es que cuando volví a despertar, esperando que todo aquello hubiera quedado en una mala resaca, volví a sentir el mismo olor y a ver la espesa tela sobre mí. Es más, fui testigo de su primera víctima, una paloma entró por la ventana y quedó atrapada entre aquella espesa red. El ataque fue inminente, terrible, completamente demoledor. La paloma no tuvo la más mínima oportunidad, primero le fue imposible desenredarse de la tela, llegó a partir una pequeña parte (al menos eso me hizo pensar que se podía romper sin demasiada dificultad), pero enseguida quedó atrapada entre tanto hilo y fue tan rápido el ataque de mi nueva inquilina que incluso si se hubiera liberado no habría tenido tiempo de volver a salir por la ventana.

Lo peor de aquello fue algo que me inquietó bastante y es que mientras envolvía a la paloma con su tela y la paralizaba para llevársela a su comedor (el que antes fuera mío...) nuestras miradas se cruzaron, me di cuenta que sus ojos negros como el carbón me seguían la mirada por un momento. Empecé a pensar que sabía que yo estaba allí, pero, si era así ¿Por qué me mantenía vivo? ¿Esperaba a que me rebelara contra ella y su tela o simplemente no me había detectado aún y eran imaginaciones mías? Por otro lado había otra cosa que me inquietaba, ya casi había pasado un dia entero allí encerrado con ella y no había oído ningún ruido de la calle, estando la ventana abierta, ni tráfico, ni gente... Nada. ¿Pasaría algo ahí fuera? ¿Sería algo general, una especie de invasión de arácnidos gigantes? ¿Me estaba volviendo loco?

De repente volvió a mi cuarto, comenzó a arreglar el pequeño destrozo que la paloma había hecho en su red y sucedió algo que me dejó completamente roto mentalmente, volvió a mirarme, se que esta vez me miraba, estoy seguro, sobre todo porqué tiró un hilo directamente desde la ventana a la tela que estaba sobre mi cabeza, lo que atraía gotas de lluvia del exterior, donde había comenzado a llover.

Tenía agua, tenía pánico y pronto tuve algo que comer, ya que mi anfitriona se dignó a compartir conmigo un jugoso secreto, su tela se podía comer. ¿Qué como lo descubrí? Fácil, después de arreglar su red arrojó los restos rotos y enredados en una pelota que parecía un pequeño ovillo de lana justo delante de mi cara, de tal forma que se me pegaron en la nariz y en parte de mi boca, impidiéndome respirar con facilidad, por lo que intenté quitármelos como pude, y como eran tan pegajosos me fue mas fácil morderlos y tragarlos que escupirlos. Después de comer un buen pedazo no solo me di cuenta que no me hizo daño si no que me sentía algo mejor.

Cada vez era más y más inquietante, parecía como si supiera que estuviera allí pero no quisiera que yo lo supiera, ya que me di cuenta que evitaba mirarme directamente mucho tiempo, o que me arrojaba pedazos de su tela sin apenas mirarme, como si lo hiciera casualmente, incluso no comía delante de mi como si no quisiera intimidarme. Fueron muchas las presas que vi caer en aquella red (pájaros, ratas, murciélagos...), llegué incluso a perder la noción del tiempo, ahora mismo, mientras os cuento esto, sigo aquí atrapado, pensando la manera de escapar pero, tengo un problema, sé que por una lado, no puedo lanzarme hacia la ventana, porque no me daría tiempo, mi única posibilidad sería que algún gran animal destrozara bastante tela como para dejarme vía libre hasta la ventana, pero eso de momento parece poco probable, ya que vivo en un segundo piso y no creo que algo como un perro o algo de semejante tamaño como para luchar contra la tela entre por mi ventana. Otra posibilidad sería aguantar y ser su cebo, esclavo, mascota... O lo que quiera que sea para ella, pero no es una opción agradable, sinceramente. Así que solo me queda una opción que es luchar contra ella, el caso es que se que es una lucha difícil ya que la balanza está muy de su lado, por eso sigo aquí, pensando, trabajando en la manera de salir de la red de este monstruo que controla mi vida sigilosamente y se que, con paciencia, acabaré encontrando la manera...

3 comentarios:

NERIM dijo...

Te he dicho alguna vez que tengo aracnofobia??????

Escalofriante.
Si no puedo dormir ésta noche, que sepas que te llamaré!!!
Un beso pegajoso pa ti

SILVIA dijo...

JOOOOOOOOOOODERRRRRR!!! Creo que esta noche me costará dormirme.
Las arañas no me dan miedo, pero sí grima. Imaginarme enla situación de tu protagonista, me pone los pelos como escarpias.
Buen relato Monchi, aterradorrrrrr!!!
Mil besitos!!!

Deborah dijo...

No jooodaaas !!! Que imaginacion te traes Monchito!Que estabas tomando la noche anterior ? Puede que sea una chica que te atrapo la noche anterior y luego se convierte en una pesadilla?Como vivo a lo full lo que escibes amigo!Semejante pesadilla espero nunca tener..BRRRR PIEL DE GALLINA !!! Besitos de madera.