martes, 3 de noviembre de 2009

El arbol de la vida


Llevaba años intentando pintar el cuadro de mi vida, aquel que me daría por fin el reconocimiento del público, aunque no lo hacía por eso, lo hacía porque me lo pedía el cuerpo y mi mente, hacía mucho tiempo que soñaba con aquel cuadro, el cuadro perfecto, un árbol vivo, tan vivo como un árbol en llamas, rojo y vivo como el fuego. Pero cada vez que lo intentaba algo salía mal, o bien el color no era lo bastante vivo, o el árbol no estaba lo bastante vivo... Siempre faltaba algo... Cada vez que lo intentaba había algo que no me acababa de convencer, por lo que acababa quemando el boceto del cuadro en mi estudio y mirando la belleza del fuego durante horas, preguntándome que era lo que había fallado aquella vez, hasta que un día lo vi, lo vi claramente, el árbol, el fuego, el rojo, la sangre... Eso era lo que faltaba para que mi cuadro estuviera vivo, el color perfecto, el color sangre sería el perfecto, más concretamente el de mi sangre, el de mi vida; era mi cuadro, mi fuego, mi vida, mi sangre... Me corté las venas de mi muñeca izquierda y mi sangre comenzó a caer sobre mi paleta, con ella empecé a mojar mi pincel y con él a pintar mi cuadro, mi árbol. El trabajo que comenzó a intuirse en mi lienzo era espectacular, exactamente lo que buscaba, un árbol vivo en tonos rojos más o menos intensos según su movimiento en su ramaje, algo completamente impresionante, cuanto más pintaba, más y más me involucraba en el proyecto, más y más sangre necesitaba, por lo que mis cortes en la muñeca izquierda, aunque tapados con vendas blancas, de vez en cuando se volvían a descubrir para darle algo más de color a mi paleta de colores. Solo con el rojo de mi sangre , el cuadro iba tomando más y más vida, era exactamente como lo había imaginado, solo necesitaba más y más rojo para darle más intensidad a algunas partes que lo requerían, por lo que necesitaba más y más sangre para darle ese tono rojo vivo que estaba en mi cabeza. Al fin conseguí exactamente lo que quería, mi árbol vivo, mi árbol rojo en llamas, pero a la hora de firmar el cuadro, mi cabeza empezó a irse, a meterse más y más en aquel cuadro y a perder conciencia de la realidad. El perder tanta sangre empezaba a afectarme, empecé a sentir un mareo que, mezclado con el placer de contemplar mi obra, me llevó a una especie de éxtasis que no acababa de comprender. Por un lado parecía que me mareaba por la pérdida de sangre, por otro, parecía una especie de orgasmo acompañado de una sensación de orgullo y tranquilidad que me invadía mientras miraba mi cuadro. Así me encontraron, muerto ante mi obra con una sonrisa de felicidad que hacía pensar que seguramente la droga habría sido la causa de mi muerte, por lo que tampoco se investigó demasiado mi muerte, al menos hasta que se dieron cuenta que mi cuadro, mi último cuadro, estaba hecho con mi propia sangre, eso fue la pista que finalmente incitó a la policía a investigar mi muerte, a mí a descansar tranquilamente en mi cama de agua (mis cenizas en el Mediterráneo) y a mi familia y amigos a entenderme un poco más...

4 comentarios:

Deborah dijo...

Bravo! Bravo! Bravo! Te e echado de menos ...Me encanta como festejas tu lado oscuro en esta entrada.Un desahogo,Una hemorragia atraves de tu lienzo...El lienzo cuenta tus penas en grande porque para poder expresar ese dolor entregaste tu vida,hasta la ultima gota,tu utimo aliento fue untado en esa obra . Que forma mas maquiavelica de usar el arte para expresar la vida mi hermano...Esa obra no tiene precio por ser tu vida gota a gota literalmente.Un abrazo muy fuerte desde lo mas profundo de mi corazon! Me encanto muchisimo esta entrada!Se te quiere.Besitos de madera

Deborah dijo...

Musica con corazon!!! Me encanta la musica que escojiste para el blog ..Divino gusto tienes me tocaste el corazon.Besitos

SILVIA dijo...

ME HA ENCANTADO!!
En tu línea, como siempre Monchito.
Una obra que te costó la vida, pero que al mismo tiempo te la devolvió, al devolverte la calma tan anhelada.
Perfecto, El Árbol de la Vida, genial.
Mis felicitaciones.
Mil besitos!!!

NERIM dijo...

Un relato muy expresivo y bonito.
El árbol vive de tu sangre;
nunca había conocido un árbol vampiro...
Sigue así, tus relatos nos hacen sentir (aunque a veces no exáctamente lo que quisiéramos).

Un beso todavía enfurruñado...
Miren.